La guerra del centavo: el ‘mata-mata’ en las calles de Medellín
Por Andrés Octavio Cardona
Calle San Juan a las 5 p.m, bochorno citadino. Semáforo en rojo. En primera fila el ‘Cohete’ Santra contra el ‘Turbo’ Coonatra. Semáforo naranja. El mata-mata está por iniciar…
Las calles de la ciudad de la ‘Eterna Primavera’ pasan de ser aquella metrópoli pujante, civilizada e innovadora a unas calles de la avaricia, donde la ambición de unos cuantos Michael Schumacher criollos, alcanzan los casi 100 kilómetros por hora, en ocasiones, y convierten el orgullo cabrío por ser el ‘más veloz de la flota’ en la famosa guerra del centavo, una competencia sin cuartel y sin bandera a cuadros a la vista.
La batalla de los pilotos de las flotas urbanas de la ciudad incrementa día a día en calles, avenidas, diagonales y barrios de toda la urbe. Una guerra de la muerte que con 1.700 pesos adicionales (costo promedio de pasaje en bus), parece ser indiferente a los accidentes, inválidos, fracturados e incluso muertos que deja el ‘mata-mata’ urbano.

A la altura de la avenida Oriental, en mi recorrido en uno de los ‘caballos de la guerra del centavo’, la culpa no es solo de los Ayrton Senna paisas. Para la mayoría de las rutas de buses urbanos se deben marcar tarjetas de operaciones en ciertos sectores o lugares de la ciudad, o como en el medio los llaman “los tiempos”. Por esta razón, algunos de ellos deben acelerar en medio de cruces peligrosos, semáforos en rojo y otros lugares para no ser penalizados con 10.000 ‘lucas’.
El ‘Chori’, conductor del Coonatra 381, así lo expresa: “toca chancletear para completar la tarifa del día y cualesquieras 5.000 ‘lucas’ de más sí que ayudan”. Lejos de erradicar la guerra del centavo de las calles de la ciudad innovadora, esta práctica se consolida, día a día, como una fórmula en cuatro ruedas del mal llamado rebusque… Un rebusque a 100 kilómetros por hora que no es más que el reflejo de los problemas estructurales y coyunturales de la sociedad colombiana…, un mata-mata a toda velocidad en el que pasajeros, conductores y despachadores hacen parte de la guerra del centavo.